bola de carne

sinopsis
La anécdota de bola de carne es sencilla y quizá lo menos importante. De hecho será cortada incesantemente por ensoñaciones y apartes. Lavinia, Chirón y Demetrio compartirán una mañana en el campo. Ella será iniciada por sus criados godos-indios en el arte de cazar puercos con cuchillo. Un día de campo que promete un crimen. Ese supuesto crimen será diseccionado moralmente. Confusos juegos de poder. Psicología de clase y raza. Demetrio es acusado. El escenario es un tribunal y el espectador un juez moral. Un cerdo domesticado toma el té. Los actores de este espectáculo son racistas. Demetrio defenderá su derecho a usar su fuerza. Tito también. ¿Qué pasó con Lavinia? Noam Chomsky y Michel Foucault se enfrentan entre torres de libros de donde nacerán bolas de carne. Los animales salvajes no están en el mundo para ser domesticados. Se les puede eliminar, pero domesticarlos es criminal. La violencia anima.

Pretendemos que nos acompañen en este ejercicio de deconstrucción de nuestra seguridad moral.

Foto Gabriel Morales

la puesta en escena
Contamos una historia violenta interrumpida por ensoñaciones, cortada por razones filosóficas que devienen en vacío.  Los personajes de la obra son un guiño obvio a Tito Andrónico de William Shakespeare.
El sistema de esta puesta en escena apuesta por la fragmentación y resquebrajamiento de los sistemas de narración lineal. Consideramos que la mente suele tener una naturaleza caleidoscópica, es decir, que a través de cierta provocación temática central, es capaz de descubrir nuevas imágenes, saltar e interrelacionar emociones y conceptos paralelos a ese hilo conductor que los detona. Entonces el teatro debe ser capaz también de reflejar esa naturaleza del pensar, rica en posibilidades. Libertina. Buscar su liberación de lo estrictamente dramático, aceptando así un cambio de paradigma en los modos del pensamiento y la conducta. Boxear contra la unidad que pretende controlarlo todo.
Convencer al espectador de que esa fragilidad y esa incertidumbre son un estado deseable por su apertura.  Saber saltar es saber aprender. Renunciar a las líneas rectas es descubrir lo esférico o lo desordenado y de apariencia incoherente. Aceptar nuestro caos conceptual contemporáneo. Abrazar con teatro la caída de los sistemas cerrados y seguros. Hacerle un velorio respetuoso al modernismo. Echarle la tierra suficiente. Amar esa cuerda floja desgajada.

Foto Gabriel Morales

Así bien, decidimos que esta anécdota, catapultará una serie de temáticas paralelas de orden personal, psicológico y social. En contacto constante con el espectador buscamos lastimar los mecanismos de identificación dramática a través de constantes distanciamientos. Salimos y entramos de la historia para elogiar o refutar la violencia que se despliega en la misma. Nuestra violencia y la de nuestros invitados. A veces simplemente discutimos algún punto inquietante, otras nos  convertimos en los residuos subconscientes o en las alegorías de aquello que es evidente para el espectador. Se trata de aceptar un cierto caos en el contar, iluminando así caras diversas de un prisma. Acceder al pensamiento complejo del teatro y sacudir en la medida de lo posible cualquier maniqueísmo barato frente a temas morales.
Solo en el aceptar ese mar virulento de información que nos avasalla, se podrá descubrir el material de la pista de baile que queremos. Entonces, si los sistemas piramidales que todo lo jerarquizan, son dinamitados, también las jerarquías de la escena se derrumban.

No más dios texto, no más príncipe actor, no más reina escenografía. Creamos escenas diversas donde los valores del teatro se van deconstruyendo o pervirtiendo. Mientras aquí manda el ritmo y la emoción, allá manda la razón y la espontaneidad desordenada. Aquí lo sonoro y allá lo plástico. Campos de tensión entre los componentes del teatro que sin embargo el actor debe saber navegar entretejiendo su fragilidad y su lucha desesperada por compartir algo potente a sus invitados. Por vomitar pedacería de claridades. Cuerpos temerosos al fin, despotricando o deseando que algo al fin, si es que algo queda, nos sacuda.
Ingenuas bolas de carne que quisieran creer, pero ya no saben en qué. Mientras tanto, se miran con todo el erotismo o todo el aburrimiento, nada más.

bola de carne se presentó como Work in progress en el Museo Británico Americano de México, en el Festival de Teatro Emergente del Teatro el Milagro y en el Festival Teatro para el Fin del Mundo en Tampico, Tamaulipas durante 2013. La obra se estrenó en el Teatro Orientación dentro de la programación de la Coordinación Nacional de Teatro del INBA en 2014. Resultó seleccionada para presentarse dentro de la programación del Sistema de Teatros del Gobierno del Distrito Federal en su temporada 2014-2015.

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